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¿Qué diferencias tuvo China Japón en su aceptación de Occidente?

La percepción inicial de China sobre Occidente era de una tierra distante y misteriosa, con intercambios comerciales y culturales ocasionales a través de emisarios. Sin embargo, la llegada de las potencias europeas, particularmente Gran Bretaña, en el siglo XIX desafió esta percepción. Las guerras de opio (1839-1842 y 1856-1860) revelaron el importante poder militar de Occidente y sus avances tecnológicos. Después de estas derrotas, China se vio obligada a firmar tratados desiguales que resultaron en la pérdida de soberanía, concesiones extranjeras y explotación económica. Este período inculcó una sensación de humillación y resentimiento hacia las potencias occidentales en China, lo que llevó a un rechazo de la influencia occidental y un deseo de fortalecimiento y modernización.

Por otro lado, los encuentros iniciales de Japón con Occidente en el siglo XVI fueron principalmente a través de comerciantes portugueses y misioneros jesuitas. Inicialmente, hubo curiosidad e interés en la cultura y la tecnología occidentales, lo que condujo a un período de intercambio cultural conocido como el comercio "nanbano". Sin embargo, el Tokugawa Shogunato, que gobernó Japón del siglo XVII al mediados del XIX, implementó una política de aislamiento, conocida como "Sakoku", para proteger su sociedad y tradiciones de la influencia extranjera. A pesar de esta política, Japón ocasionalmente interactuó con los comerciantes occidentales, principalmente chinos y holandeses, a través del puerto de Nagasaki.

A mediados del siglo XIX, Estados Unidos forzó la apertura de Japón a través de una serie de expediciones navales, lo que condujo a la restauración de Meiji y al final de Sakoku. Los líderes de Japón reconocieron la superioridad militar y tecnológica de Occidente y decidieron adoptar el conocimiento y la tecnología occidentales para modernizar el país. Adoptaron activamente ideas, instituciones y sistemas occidentales, lo que lleva a un período de rápida transformación e industrialización. La apertura de Japón a la influencia occidental le permitió convertirse en un poder global a fines del siglo XIX y principios del XX.

Estas experiencias contrastantes con Occidente condujeron a diferentes enfoques y políticas en China y Japón durante el período de modernización. Las experiencias históricas de China crearon una sensación de resistencia y humillación hacia la influencia occidental, mientras que la decisión estratégica de Japón de adoptar el conocimiento y la tecnología occidentales le permitieron adaptarse y competir con Occidente a escala global.